04 enero 2008

¡Un momento!

Algo llegó a nuestro correo, y quisimos compartirlo:


Estamos sintiendo, vivimos queriendo, somos esclavos de nuestros pensamientos.

Os habéis parado a pensar alguna vez qué somos, quiénes somos en realidad. Podemos mirarnos al espejo, podemos mirar nuestro DNI, podemos gritar nuestro nombre… pero no podemos ocultarnos a lo que realmente sentimos, pensamos, cómo actuamos.

No somos más que lo que queremos mostrar a las personas que nos rodean. Quizás creáis que las preguntas “¿Quién soy?”, “¿Para qué estoy aquí?”, “¿Por qué soy así?” “¿Qué va a ser de mí?”; son absurdas preguntas que sólo un borracho se puede hacer de vuelta a casa. No lo creáis así, pues todas estas preguntas son habituales en cualquier persona, es parte de nuestra propia filosofía interior, es el pequeño atisbo de filosofía que todavía queda.

Intentamos por todos los medios enseñar lo que sólo nosotros queremos conocer, por miedo a lo que podamos aparentar, por miedo a que la sociedad no nos acepte. Buscamos metas para sentirnos seguros de que, aunque no encajes con el resto, tienes una salida en la que refugiarte.

Cuando buscamos el amor nos aseguramos de que no vamos a fallar, no queremos arriesgarnos, puesto que con ello el rechazo es lo que menos nos afecta. Es contradictorio, sí, pero quien está seguro de lo que hace nunca mira atrás para preguntar si ha fallado, sino que sigue adelante, pues no quiere mantener nada por un tiempo que pueda resquebrajar su dura y fría coraza que lo protege del compromiso, del sufrimiento, del miedo a no ser aceptado tal y como es.

Quizás sólo nuestro miedo guía nuestras acciones. Quizás debamos hacernos más preguntas y no dejar atrás todo lo que nos preocupa, ya que tarde o temprano tendremos que aceptar quiénes somos, no podremos ocultarnos más.

A veces pienso que los escépticos deben ser muy felices, puesto que no creen en nada de lo que sienten, en nada de lo que ven, viven ajenos a la verdad y a la mentira... Aunque realmente sé que eso no es verdad, ya que nadie en su sano juicio puede ser feliz negando lo que lo rodea.

Deberíamos afrontar la vida con una pizca de sal y otra de azúcar.




Un amigo.


Porque a veces hay que alimentar al atisbo de filosofía que llevamos dentro.



PD: Para los de la LOGSE: k no to lo k ay aski es koña. y vota en la ekuesta kolega keto no e gratis.



Saludos de Bayana.

0 comentarios: