09 septiembre 2008

Cuento infantil sobre el LHC

¿No os enteráis de lo del fin del mundo y tal? Yo tampoco, así que he decido explicaros mi versión. Mis conocimientos de ciencia se limitan a bachiller, pero como todo el mundo está opinando, pues yo también. Aquí va mi adaptación para niños de la situación del LHC (Gracias Sendells, por decirme que son las iniciales de La Hora Chanante, así no se me olvida)


"Érase una vez que se era, en Suiza, un grupo de inocentes y locuelos científicos que quedaban todas las tardes, menos los martes porque a uno le iba mal, para jugar con el quimicefa y hacer los experimentos de el hormiguero suizo.

Un buen día,
Protonías, que era un científico muy envidioso además de un poco cabroncete, llamó a sus amigos y les contó una mentira acerca de una niña, Ricky Martin y mermelada. También les dijo que Atómito había dicho no sé que de la madre de uno de ellos. Una vez que Protonías había sembrado el caos en su círculo de amigos, juntos trazaron un plan para acabar con las tardes que pasaban Atómito y sus amigos divirtiéndose aprendiendo. El plan consistía en chivarse a la mamá de Atómito de que su hijo no se lavaba las manos después de ir al baño. Como no funcionó ya que la señora estaba ocupada depilándose el bigote y no es hizo demasiado caso, decidieron inventarse que nuestro grupo de inocentes científicos iban a crear un agujero negro que se tragaría el mundo y nos mataría a todos sin excepción. Esto llego al gobierno, que decidió ir a ver a Atómito para comprobar que no se dispusiera a exterminar la humanidad. Atómito respondió que no, que no tenía pensado matar a nadie por ahora, pero para entonces ya era tarde, porque Protonías había corrido la voz y la noticia del fin del mundo aparecía en periódicos y televisiones de todo el mundo, pidiendo a gritos la clausura del quimicefa de Atómito. Al enterarse de la noticia, el joven se puso muy, muy triste, de una manera insólita, ya que había encontrado en sus experimentos una alternativa al suicidio, que tantas veces se había planteado. Hizo tantos pucheritos que, a pesar de su juventud, se le llenó la cara de arrugas. Arrugas pequeñitas pero visibles, que deformaban su rostro, haciendo que este tuviera una textura que recordaba al tronco de un árbol y provocaba mucha grima.

Finalmente el gobierno escuchó las explicaciones de
Atómito y le dejó que siguiera con sus átomos, moléculas y tiros parabólicos. Además, Atómito, aprovecho sus explicaciones para contar que Protonías era un tocahuevos y que tenía un harén de prostitutas y almacenaba toneladas de cocaína en su sótano. El gobierno se enfadó mucho con Protonías y lo condenó a ser lapidado a microscopio vivo en la plaza del pueblo, oseasé, Suiza. Aunque no fue por el tema de prostitución y cocaína sino porque Atómito tambien contó que había dicho una cosa muy fea de su madre.FIN"

El plan perfecto: si tengo razón, genial. Y si no la tengo estaremos muertos y no podréis reprocharmelo.

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