Esta mañana, esperando mi turno para cortarme el pelo, mi peluquero a un cliente:
Me aguanté la risa, fuera a ser que el hombre a quien le confiaría mi cuello cinco minutos después se diera cuenta.-¡Es que los turistas se creen que nosotros, por vivir en Marbella, ya somos todos milenarios!
Bueno, me voy a dormir, que ya con mil años encima uno no está para fiestas.
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